El verano es época de sol, calor, ropas ligeras, piscina, playa… y por tanto de una mayor exposición de nuestro cuerpo. Todas las personas pueden tener algún complejo. Alguna parte del cuerpo que gusta menos. Pero puede ser que no nos provoque un pudor excesivo ponernos el bañador. O no comparamos de forma frecuente nuestro cuerpo con otras personas reales o virtuales. Si es así, posiblemente el verano no nos va a provocar ningún tipo de malestar con respecto a nuestra imagen.
Pero ¿Qué le ocurre a quien sí le produce malestar? ¿Qué pasa con aquellas personas que no tienen suficiente seguridad en sí mismas? O ¿Qué consecuencias puede traerles a adolescentes y jóvenes en proceso de aceptación de sus cambios corporales?
En estos casos, tanto el verano como el “bombardeo” de los medios de comunicación exponiendo cuerpos esculturales, o las “dietas milagro” y “operaciones bikini”; juntan todos los ingredientes de un gran cocktail explosivo que puede derivar en algún trastorno de la alimentación; trastornos relacionados con el aspecto físico, la autoestima, trastornos obsesivos…
En los trastornos de alimentación, como en cualquier problema psicológico, es importante que haya un adecuado diagnóstico por parte de un especialista en Psicología Clínica.
En PSYTECO, en nuestra consulta de Psicología Clínica en León, observamos con frecuencia que si un trastorno de alimentación se detecta y se comienza a intervenir con rapidez; se aumenta la eficacia de su tratamiento. Para ello, es importante que se conozca las señales de alarma que podrían indicar este riesgo de un posible Trastorno de la alimentación: Anorexia, bulimia, sobreingesta compulsiva…
- Utilización injustificada de dietas restrictivas.
- Estado de preocupación constante por la comida.
- Sentimiento de culpa por haber comido.
- Cambio en los hábitos y comportamientos relacionados con la alimentación. No querer comer con más personas. Ingerir comida a una velocidad anómala en la ingesta o posturas raras en la mesa…
- Encerrarse en el baño después de cada comida y aumento de la frecuencia de estar allí.
- Encontrar grandes cantidades de restos de comida, envoltorios o comida escondida.
- Cambios de peso, rápidos e injustificados.
- Miedo y rechazo exagerado al sobrepeso.
- Práctica de ejercicio físico de forma compulsiva
- Práctica del vómito autoinducido
- Consumo de laxantes y diuréticos
- Percepciones erróneas sobre el propio cuerpo
- Intentos de esconder el cuerpo con ropa ancha, negativas a la exposición en bañador…
- Aislamiento social, familiar…
- Irritabilidad y agresividad
- Aumento de los síntomas depresivos y/o la ansiedad
- Comportamientos manipulativos y aparición de mentiras
Si estás detectando alguna de estas señales en ti o en alguien de tu entorno, es importante que intentes poner remedio cuanto antes. Si lo haces, evitarás un trastorno de la alimentación mayor. En PSYTECO somos especialistas en PSICOLOGÍA CLÍNICA.
En el portal de Salud de Castilla y León, encontrarás más información.
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