ESCUCHA A TU CUERPO: LAS SOMATIZACIONES
¿Cuándo estás agobiado/a te acaba doliendo la cabeza o la espalda?
¿A veces, cuando tienes mucho trabajo, te salen herpes o llagas bucales?
¿Sueles coger catarros después de periodos de mucho estrés?
Todos/as hemos pasado por situaciones que nos generan cierto nivel de estrés y quizás aún más en la situación que estamos viviendo a causa de la pandemia por COVID-19, que nos enfrenta a cambios y desafíos casi a diario.
Cierto nivel de estrés en un momento puntual, nos puede beneficiar ya que nos activa y nos ayuda a reaccionar y responder ante determinadas situaciones
Pero, ¿Qué ocurre cuando se alarga en el tiempo?
En este caso, no sólo va a generar consecuencias en nuestro estado psicológico sino que también será probable que se manifieste a nivel físico.
Quizás en ese momento no identifiquemos una causa específica que nos esté provocando estrés o ansiedad pero en cambio, tengamos catarros frecuentes, infecciones bucales, gastroenteritis, problemas musculares o dolores de cabeza. Dolencias que se repiten y que nos hacen visitar la consulta de diferentes especialistas médicos y/o medicarnos y que aunque en algún momento observemos ciertas mejorías, no llegan a desaparecer por completo.
¿Es este tu caso? ¿Te está ocurriendo algo así?
Has de saber que la causa de estas afecciones puede estar en algún problema psicológico y si no le ofreces respuesta a este nivel, posiblemente no consigas mejorarlo.
Los síntomas derivados del estrés prolongado se manifiestan de formas muy diversas en nuestro organismo. Te contamos cómo.
Está demostrado que la exposición continuada del organismo al estrés provoca un efecto inmunosupresor. La aparición de cuadros de resfriados y de infecciones bucales como aftas o llagas son muchas veces consecuencias de la imposibilidad de nuestro organismo de defenderse al encontrarse debilitado. Debido a este motivo, es también conocido que la cicatrización de heridas es mucho más lenta en personas sometidas a un alto nivel de estresores, como es el caso de estudiantes, de cuidadores de personas dependientes o trabajadores/as expuestos a altos niveles de estrés.
Algunos problemas dermatológicos tan conocidos como la dermatitis atópica, la dermatitis seborreica, el acné, la rosácea, el herpes, la psoriasis, o la alopecia tienen una importante base psicológica. Al menos un tercio de los pacientes cuentan con una vulnerabilidad específica para padecerlas pero es cuando se encuentran ante estresores importantes y no tienen estrategias de adaptación adecuadas el momento en que aparecen este tipo de patologías. En la mayoría de las ocasiones, mediante un tratamiento médico llegan a controlarse pero seguirán apareciendo brotes ante nuevas situaciones estresantes o, incluso se cronificarán.
Por otro lado, ¿Quién no escucha casi a diario que a una persona cercana le duele la espalda, o tiene una contractura?
En los casos de dolencias musculares el papel que juega el estrés es vital. Situaciones demandantes y prolongadas en nuestra vida cotidiana hacen que los síntomas se reflejen sobre todo en problemas lumbares y cervicales. Tanto es así que hasta el 71% de las enfermedades profesionales notificadas en nuestro país tienen que ver con este tipo de padecimientos.
Y no queremos finalizar sin dedicar un apunte a las cefaleas. Tan sólo un 10% tiene causalidad orgánica. El resto del porcentaje aparece de la mano del estrés y termina por ser una de las 10 primeras causas de discapacidad en todo el mundo.
Próximamente en nuestro blog, dedicaremos un artículo a este tema: las cefaleas. Estate atento/a.
Si te has sentido reconocido/a en lo que hemos descrito, no lo dudes, una evaluación psicológica puede ayudarte a determinar si dicha sintomatología tiene su origen en algún problema psicológico y de este modo, podrás darle respuesta desde una perspectiva más global y ayudarás a su solución.
En PSYTECO somos especialistas en PSICOLOGÍA CLÍNICA. Consúltanos sin compromiso en el teléfono 987 26 32 88. PSYTECO, Lancia nº 3. Centro Sanitario Nº 24- C22 – 0345