El estrés es un hecho habitual en nuestras vidas.
Cualquier cambio al que debemos adaptarnos ya sea laboral, personal o social, representa estrés. Sin embargo el estrés es una respuesta adaptativa beneficiosa para mantener e incrementar la salud, y deseable en cantidades y condiciones adecuadas. Un cierto grado de estrés es útil porque su finalidad es activar respuestas en el organismo, movilizar recursos para afrontar situaciones difíciles y buscar soluciones que contribuyen a su salud y bienestar. Por otro lado cuando las respuestas de estrés son muy intensas, frecuentes o duraderas pueden producir diversos trastornos. El estrés se produce cuando existe un desequilibrio entre el individuo y su entorno debido a que las demandas del entorno le desbordan o amenazan sus recursos poniendo en peligro su salud y ajuste.
Inicialmente, el efecto más leve del estrés es deteriorar el funcionamiento normal del organismo.
La sintomatología es la siguiente:
Síntomas cognitivos:
- Dificultades de concentración.
- Sensación de no disfrutar de las experiencias cotidianas o de carecer de bienestar.
- Disminución del rendimiento laboral
Síntomas fisiológicos:
- Sensación de cansancio o abatimiento.
- Tensiones musculares.
- Cambios de humor, peor estado de ánimo.
- Falta de apetito.
Estas son señales para prevenir problemas más graves a medio o largo plazo. Cuando se sobrepasa el límite de tolerancia del organismo por un estrés excesivo, se produce un agotamiento que puede perjudicar la salud y favorecer la presencia de otros factores de riesgo (por ejemplo: la hipertensión).
También son importantes las condiciones físicas y el estado de salud de la persona, si es bueno, podrá resistir más tiempo el desgaste de la respuesta de estrés, antes de que surja algún problema. El tratamiento psicológico va destinado a dotar al individuo de una serie de estrategias para hacer frente a estas situaciones de estrés prolongadas, para saber manipular las situaciones que nos generan un gran nivel de estrés y poder reaccionar de modo adecuado sin que pueda suponer un riesgo para el individuo.