CORONAVIRUS: MOMENTO PARA LA SOLIDARIDAD Y LAS RELACIONES HUMANAS
El tercer martes de marzo (concretamente, el 17 de marzo en este año 2020) se celebró el Día Mundial del Trabajo Social.
Desde el año 2009 y a iniciativa de la Federación Internacional de Trabajadores/as Sociales, este día pretende incidir en la importancia de las relaciones humanas a la hora de afrontar cualquier situación social.
Este año, a pesar de que los diferentes actos promovidos para su celebración han tenido que suspenderse a causa del coronavirus, coincide en un momento clave en nuestro país.
Si bien es cierto que el coronavirus en primer lugar es un problema de salud pública cuyas primeras respuestas han de ser sanitarias: detección, control, seguimiento y cuidados, sin duda acarrea consecuencias en otros ámbitos. Desde las consecuencias en el sector laboral, económico y empresarial hasta las consecuencias psicológicas que esta situación genera en cualquier persona y especialmente en personas con más vulnerabilidad porque su estado psicológico ya estuviese afectado por cualquier motivo o estuviese en riesgo de estarlo.
Hoy, en nuestro artículo del Blog de Psyteco y coincidiendo con el Día Mundial del Trabajo Social queremos centrarnos en otro de los grandes pilares a los que esta situación puede afectarnos:
Las Relaciones Humanas o Interpersonales
El año pasado, en el artículo dedicado a este tema en nuestro blog invitábamos a la reflexión crítica del modelo de relaciones humanas existente en nuestra sociedad actual, invadida por la información, las tecnologías y en la que nos estábamos dejando de mirar a los ojos para mirar a una pantalla.
Este año, nos encontramos en una situación totalmente diferente y donde precisamente es con las relaciones humanas y los valores de respeto, apoyo y solidaridad con los que vamos a poder activar nuestra capacidad de adaptación y resiliencia ante esta situación.
#QUEDATEENCASA
La responsabilidad social nos lleva a quedarnos en casa como establecen las medidas para intentar frenar la propagación del virus pero esto no significa que se tengan que limitar nuestras relaciones interpersonales.
En primer lugar, con las personas con quienes convivimos, se afianzarán. Se aumentará el tiempo de convivencia ya que no habrá espacios para las relaciones sociales o actividades de ocio fuera de casa, no hay actividad académica y la mayoría de las actividades laborales se reorganizan.
Nuestro será el reto de hacer que el aumento de esta cantidad de tiempo de convivencia también vaya acompañado de calidad. ¿Cómo?.
- Apoya, escucha, ponte en el lugar del resto.
- Conversa de forma relajada y animada
- Comparte actividades de ocio y de colaboración en el hogar.
- Respeta espacios individuales e íntimos de cada miembro de la casa
- Realiza muestras de afecto, refuerzo positivo y expresión de gratitud.
- No es momento de reproches, enfrentamientos ni discusiones. Surgirán conflictos, sin duda, pero es conveniente pactar previamente su interrupción por el bienestar de todos/as para volver a retomarlos, si fuese necesario, en un momento más tranquilo.
- Perdonad y reíd juntos.
Y ¿qué hacer con la relación interpersonal con otras personas con las que no convivimos? ¿O las personas que viven solas?
Pues aquí, llega el momento de poner a nuestro servicio las nuevas tecnologías y telecomunicaciones y que por una vez, no parezca a la inversa. Habla y comunícate con todos los medios disponibles con familiares y allegados. Hazles saber que estás ahí y comprueba que también lo están; no es necesaria la cercanía física para demostrarlo.
En un momento en que nos recuerdan la necesidad de un metro o metro y medio de distancia entre nosotros/as, no podremos utilizar con las personas que apreciamos el elemento de comunicación no verbal de la cercanía física pero sí el resto: Una sonrisa, un gesto amable, una mirada, un tono de voz cálido, acompañado de un lenguaje verbal de apoyo y en el que la otra persona se sienta acogida o simplemente, nos sirva para mantener una conversación animada y entretenida de cualquier tema.
Todo ello, puede ser el mejor de los abrazos en este momento de necesaria distancia física.
Y ¿qué pasa con el ámbito laboral?
Lo mismo ocurre en el entorno laboral, en el que si en condiciones normales ya es importante una relación interpersonal positiva para el bienestar personal y buen desarrollo de la tarea profesional, en estos momentos de incertidumbre y cambio aún lo es más.
Quienes dudan si podrán mantener el empleo, quienes tienen que cerrar sus negocios, quienes se ven afectados por el cierre de otros, no sólo tienen que tener las garantías económicas de que van a poder continuar adelante, aspecto que un Estado de Bienestar tiene que procurar; sino que también necesitan del respeto, comprensión y apoyo social del resto.
Y quien sigue trabajando, igual. Las relaciones humanas tienen que ayudar a suplir la incertidumbre, a enfrentar el miedo. Entornos laborales donde cada persona se sienta cuidada, de forma práctica y con las medidas sanitarias necesarias para desarrollar la actividad laboral sin ningún tipo de riesgo de contagio pero también de forma personal y emocional.
Escuchamos estos días aplausos hacia todos los profesionales del sector sanitario y alabanzas al sistema sanitario público español. Ahora, todos y todas nos sentimos “en sus manos”, al igual que lo estamos en la de los/as investigadores/as que trabajan en la búsqueda de pruebas de diagnóstico rápido o de vacunas. Pero también necesitamos a quienes limpian las calles y el entorno; quienes atienden un supermercado o una tienda y los surten para que compremos; a quienes pueden abrir sus negocios; a otros centros y servicios sanitarios; a quienes cuidan y protegen a personas dependientes; a los/as autónomos/as que cierran sus negocios, por responsabilidad, pero con su inmenso sacrificio; a quienes cuidan que las medidas se cumplan y a quienes realizan los trámites administrativos para ello…
Merecido reconocimiento sin duda, a todos ellos y ellas, pero en este momento y siempre.
También en otros momentos en los que sin un desembolso económico directo podemos recibir una atención médica, conseguir una receta, hacer una analítica o solicitar y acceder a una prestación, recurso o apoyo social gracias al complejo entramado de nuestro sistema sociosanitario. Que si bien merece alabanzas, necesita seguir mejorando y evolucionando para dar respuesta a las necesidades sociosanitarias actuales.
Además, reflexionemos:
¿Hemos respetado siempre del mismo modo la labor de quienes hoy aplaudimos?
Los datos indican que los profesionales del sector sanitario en 2019 sufrieron una agresión cada dos días. Y además de lo deleznable de un comportamiento de agresión física hacia cualquier persona o profesional, hay otras agresiones que no salen en las estadísticas: Un grito, un golpe en un mostrador, un mal gesto o un mal tono, un comentario de “te estoy pagando yo”, el apoyo o indiferencia ante la reducción de fondos económicos para la sanidad, educación, servicios sociales, o la investigación, un uso irresponsable de cualquier servicio público o la evasión de impuestos…
Sectores a los que hoy aplaudimos pero que en muchos momentos y de múltiples formas no respetamos.
Ojalá este sea un momento de reflexión para la recuperación de valores que en nuestra sociedad a veces han quedado olvidados:
Respeto
Civismo
Relación Humana
Y afortunadamente estos días también, noticias esperanzadoras: personas solidarias que activan su altruismo de forma individual con “pequeñas-grandes cosas”: comprando el pan para sus vecinos en riesgo o de mayor edad evitando así que salgan; no «arrasando» en el supermercado llenando su nevera más de lo necesario; no acordándose sólo ahora de los pueblos casi vacíos…; así como las innumerables redes informales de apoyo que están surgiendo en muchísimas zonas y las Asociaciones, Centros y Servicios que se reinventan estos días para seguir apoyando a las personas con quienes trabajan…
Momento de mostrar con el ejemplo, a los/as más pequeños/as la importancia de la responsabilidad social, la solidaridad, el apoyo comunitario y el recordatorio de que vivimos en sociedad.
Una sociedad que si conseguimos asentarla en el valor de la relación humana y el respeto, posiblemente, salga de esta situación de una forma enriquecida y mejorada.
PSYTECO, Lancia, 3. Departamento de Trabajo Social Clínico. Pioneros en León en la necesaria unión entre la Psicología y el Trabajo Social. Consúltanos sin compromiso en el teléfono 987 26 32 88.