DÍA MUNDIAL DEL BUEN TRATO A LA PERSONA MAYOR
El pasado 15 de Junio se celebró el Día Mundial del Buen Trato a la Persona Mayor. A iniciativa de las Naciones Unidas este día pretende concienciar contra el abuso y el maltrato en la vejez, problema social global que afecta a millones de personas en todo el mundo.
Después de lo acontecido en los últimos meses con la pandemia por COVID-19 a nivel mundial y concretamente en nuestro país, donde el envejecimiento de la población es un dato significativo, desde PSYTECO nos parece importante aprovechar este momento para hacer una reflexión sobre cómo es el trato que ofrecemos habitualmente a nuestros mayores y concretamente cuál ha sido durante este periodo.
Un Estado de Bienestar tiene que garantizar un sistema justo de pensiones así como cuidar y proteger la salud física, emocional, social y cognitiva de las personas de más edad, ofreciendo respuestas sociosanitarias adecuadas a cada situación y haciendo especial hincapié en la atención a la dependencia.
Si bien es cierto que la crisis que supone una pandemia en cualquier país expone a todos los colectivos que lo forman a una serie de carencias y situaciones problemáticas que aumentan de forma exponencial su riesgo de exclusión, uno de los sectores más vulnerables es el de las personas mayores.
Ninguna sociedad debería tolerar ningún tipo de abuso, falta de cuidado o maltrato hacia los más mayores.
Y no olvidemos que existen muchos modos de tratar mal:
La falta de protección, de consideración y de respeto también lo son.
Empecemos o sigamos haciéndolo (quienes ya lo hacemos) observando a todas las personas mayores con la admiración y respeto que merecen y recordando que tienen mucho que decir, opinar, aportar y enseñar.
Quien en este periodo confinamiento tuviese la osadía de quejarse por el hecho de tener que quedarse en casa: con comida, calefacción, agua caliente, electricidad y todo el confort actual, quizás debería dedicar unos instantes a observar y aprender de la capacidad de adaptación de los más mayores y de cómo han enfrentado con entereza todas las situaciones a las que se han visto expuestos a lo largo de toda su vida.
Y sólo hay que hacer un repaso por nuestra historia para comprobarlo.
Las personas que en la actualidad tienen más de 75 años les ha tocado vivir muchas situaciones complicadas que han tenido que superar con coraje y que les ha forjado un carácter y una fortaleza a las que el resto de generaciones deberíamos estar haciendo reverencias a diario.
Nacieron o vivieron su infancia en un país en guerra. Continuaron naciendo y creciendo en una postguerra y rodeados de más guerra, sin cobertura de las necesidades más básicas; pasando hambre, frío y desprotección.
Muchas personas tuvieron que huir por miedo y/o emigrar buscando un futuro mejor. Y otras muchas ni siquiera sobrevivieron.
Siguieron creciendo en un país con una dictadura, con más miedo, con una reducción de derechos básicos y fundamentales importante. Rodeados de silencio por si acaso. Con precaución de lo que hablaban, opinaban, veían o leían.
Y lo enfrentaron y superaron con entereza.
Siguieron evolucionando, trabajando duro todos, y especialmente duro, las mujeres. En un momento en el que el hecho de ser mujer era sinónimo de múltiples penalizaciones en todos los ámbitos vitales y entornos.
Dieron un ejemplo más, criando y educando a sus hijos e hijas, evolucionando a la vez que los tiempos, adaptándose a muchísimos cambios con vértigo pero con grandeza.
Asisten después a la llegada de la democracia, la evolución del país, la revolución tecnológica y la globalización. Les toca vivir alguna que otra crisis económica más, en la que siguen apoyando incondicionalmente con sus ahorros y pensiones al resto de generaciones.
Y después de todo este periplo, llega 2020 y el COVID-19.
Y ¿cuáles son los titulares a los que se exponen en esta realidad?: “Colectivo de mayor riesgo de mortalidad por coronavirus”, “Alto, altísimo índice de afectados y fallecidos por coronavirus en las residencias de ancianos”, “Protocolos de atención de afectados en los que no son priorizados”, “Necesidad de confinamiento y aislamiento”. Más miedo, amenaza, desprotección y soledad.
Y de momento, en la espera de “si me contagiaré” y de “si sobreviviré o no”, tener que quedarse en casa, en muchas ocasiones solos y solas. Sin poder ver a sus hijos/as, nietos/as, familiares, amistades y vecinos/as. Interrumpiendo las actividades culturales, sociales, físicas y de ocio. Cambiando los hábitos y rutinas. Enfrentándose a momentos de soledad, miedo, indefensión, vulnerabilidad y tristeza. Dependiendo de otras personas o incluso, en algún caso de otras Entidades u organizaciones para tener la compra o la medicación. Y a esto se han adaptado, de nuevo.
Y podrán sobreponerse a ello, seguro, pero necesitarán nuestra ayuda.
Es el momento de homenajearles, cuidándoles aún más y ofreciéndoles respuestas personales, familiares y también institucionales con la potenciación de actividades y apoyos para intentar paliar los efectos que este periodo de confinamiento y la vivencia de la pandemia ha tenido para ellos/as.
En los próximos días publicaremos en nuestro blog de PSYTECO un artículo sobre los efectos que el coronavirus ha tenido en nuestros mayores, con consejos para afrontarlos.
No queremos finalizar este artículo sin hacer una mención especial a todas las personas mayores que durante este periodo han fallecido sea a causa del coronavirus o no, pero cuyo final, por las medidas sanitarias establecidas, no ha podido ser en ningún caso el que merecían. Nuestro recordatorio para todos ellos y ellas y sus familias.
L.B.P
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