Demencias… Un alto porcentaje.

La alta esperanza de vida alcanzada en nuestra sociedad gracias a la mejora de las condiciones de salud, hace que aparezcan con mayor incidencia dolencias que hace siglos no eran tan habituales. Entre ellas, las demencias y ocupando un porcentaje alto dentro de estas, la Enfermedad de Alzheimer.

Todos conocemos algún caso de demencia. Las estadísticas nos hablan de 500.000 personas diagnosticadas en España. Es más, la enfermedad de Alzheimer, es aún para la investigación una gran desconocida. Hay que destacar que no se conoce la causa y no existe un tratamiento farmacológico curativo. El diagnóstico no es sencillo e incluso la evolución de la misma es diferente para cada enfermo.

¿Qué es el Alzheimer?

Sabemos que se trata de una enfermedad neurodegenerativa. Se caracteriza por la muerte progresiva de las neuronas provocando pérdida de la memoria y también altera las capacidades cognitivas.  Esto hace que el enfermo requiera cada vez más cuidados normalmente por personas de su entorno familiar . Ellos son quienes se enfrentan día a día y durante la larga duración de la enfermedad, no sólo a sentimientos de incertidumbre, tristeza, duda o impotencia sino también a la gran carga física y psicológica que supone la atención de una persona dependiente.

Las campañas de sensibilización y divulgación acerca de la Enfermedad de Alzheimer hacen que seamos conocedores de que sus primeros síntomas de alarma suelen ser pequeños fallos de memoria en hechos recientes. Por ejemplo una desorientación de tiempo o lugar, dificultades en la realización de tareas de trabajo o en el hogar que antes eran habituales, pérdida de iniciativa en la participación de actividades sociales, algún problema en la utilización del lenguaje… pero, ¿quiere esto decir que alguien que viva estos síntomas esté iniciando una demencia? ¿qué puedo hacer si lo observo en un familiar? ¿qué hago si los noto en mí?

Estos síntomas también coinciden con otras enfermedades como la depresión, la ansiedad o el estrés. Por tanto es importante realizar una valoración neuropsicológica que permitirá descartar o confirmar mis sospechas. Si existe realmente un deterioro cognitivo, a través de la aplicación de estas pruebas también podré saber en qué medida y servirá de base para el futuro tratamiento.

¿Puede tratarse? ¿Existe un tratamiento?

Si bien es cierto que la enfermedad de Alzheimer no tiene tratamiento farmacológico curativo  sí existe tratamiento no farmacológico basado en la psicoestimulación de todas las capacidades cognitivas. La base científica de la efectividad de este tratamiento reside en la plasticidad cerebral, es decir la capacidad que tienen nuestras células nerviosas de reorganizar sus conexiones cambiando su estructura y readquiriendo funciones que pudieran estar deterioradas por cualquier daño cerebral.

Así pues, un enfermo de Alzheimer con un programa de estimulación, adaptado a sus capacidades en base a la valoración previa, llevado a cabo por profesionales y que englobe el trabajo de las diferentes capacidades cognitivas. Estas capacidades pueden ser como la atención, memoria, razonamiento, lectoescritura, lenguaje, cálculo… Ademas el entrenamiento de las actividades complementarias a la vida diaria tendrá un avance más lento de la enfermedad.

Todas estas pautas favorecerán en el enfermo de Alzheimer su autonomía, seguridad y autoestima.

Aunque no exista ninguna sospecha, si nos preocupa prevenir el deterioro cognitivo, podemos aprovechar la plasticidad cerebral. De esta manera se puede realizar actividades de estimulación y entrenamiento de la memoria. Y además de mantenernos activos nos ayudará a mantener nuestras capacidades.

Es conveniente buscar un apoyo psicológico y social. Alguien que nos ayude a informarnos adecuadamente, organizarnos y planificarnos para que la enfermedad no deteriore una calidad de vida.

Si este es tu caso y no sabes que hacer, en Psyteco podemos ayudarte. 

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