RESPETO A LA DIVERSIDAD Y LUCHA POR LA IGUALDAD
La reciente aprobación del Proyecto de Ley para la Igualdad real y efectiva de las personas transexuales y para la garantía de los derechos LGTBI unida a la celebración el 28 de junio del Día del Orgullo, muestra la necesidad de cambios en nuestra sociedad para el respeto a la diversidad.
Una sociedad que se autodenomina avanzada y un Estado de Derecho no se pueden permitir dar la espalda a la diversidad ni mucho menos dejar de ofrecer respuestas a la misma para evitar la discriminación y desigualdad que hoy en día se perciben en muchos sectores y niveles.
Por este motivo, es necesario empezar porque la sociedad en su conjunto abra su mente hacia lo que deberíamos considerar lo más maravilloso, enriquecedor y positivo a nivel individual: el derecho a ser quienes queremos ser, con nuestros matices e individualidades y expresándonos como tal en pleno derecho con el respeto, aceptación e igualdad por parte del resto en todos los ámbitos vitales.
Y aquí hablamos de un respeto por la individualidad, por la diversidad de cada persona y el diseño de su propia sexualidad lejos de estereotipos o condicionantes sociales, educativos, religiosos o políticos.
Empezando por la autodeterminación según su identidad sentida y continuando con el diseño de su personalidad sexuada como un ser único en cuanto a orientación del deseo y conductas eróticas elegidas.
La Real Academia de la Lengua define el concepto Identidad como el conjunto de rasgos propios de una persona. Rasgos que en su conjunto nos hacen totalmente diferentes al resto de personas, aunque también nos unan similitudes en alguno determinado, haciendo de cada uno de nosotros y nosotras alguien totalmente diferente; con nuestra evolución y cambios y dando como resultado que nuestra sexualidad o el modo de expresarnos como seres sexuados, sea nuestra y la que cada uno/a/e determine para sí (faltaría más!) para llegar a expresarla de modo que nos haga felices.
Y entraríamos aquí en la siguiente cuestión cuya respuesta parece lógica pero que al parecer genera múltiples debates:
¿Quién define esa identidad?
¿Quién se puede conocer realmente?
EVIDENTENTENTE UNO/A MISMO/A
¿Quién puede saber mejor que yo, cómo me siento, quién soy y quién quiero ser?
¿Cuándo se está o no preparado/a para ello?
Pues basándonos en la pregunta anterior, en función de la individualidad de la persona en cuestión pero siempre, siempre, de la propia persona y no de terceros. Por ello, un derecho a la autodeterminación también en cuanto a la identidad sexual es básico y fundamental.
La aprobación de cualquier ley o norma genera múltiples debates, necesarios por otro lado en una democracia. Como cualquier norma, además, estructura aspectos de forma general sin atender individualidades. Por ello, puede haber matices en los que podemos estar en mayor o menor acuerdo pero de lo que no cabe ninguna duda es de su pertinencia y necesidad; empezando porque abre debates necesarios en cuanto al cambio de mentalidad y la necesidad de incluir la diversidad sexual y su respeto y potenciación de igualdad en nuestro modelo de pensamiento, educación y también de regulación.
Y quien no lo percibe así, sería positivo que reflexionase sobre lo siguiente:
¿Genera algún tipo de duda pretender aliviar el sufrimiento de un niño/a que sufre acoso en el colegio en su día a día por parte de sus compañer@s por ser cómo es? o ¿el de una persona a la que están sexando de forma diferente a como se siente y no cuenta con ningún recurso de apoyo? ¿el sufrimiento de una familia por no saber como ayudar a alguno de sus miembros que se está sintiendo así, o el sufrimiento que genera la consideración social y de algunos sectores de que la homosexualidad, la intersexualidad o la disforia de género puedan ser catalogadas como algo patológico para lo que haya que buscar cura?. Es evidente que se equivocan, pero el simple hecho de que existan estas ideas aún en muchos discursos es algo que debería preocuparnos y por tanto, activar respuestas de lucha por un cambio hacia el respeto a la diversidad y la igualdad ya.
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