El 12 de mayo fue designado el Día Internacional de la Fibromialgia y el síndrome de Fatiga Crónica y en PSYTECO, queremos hacerle mención en nuestro Blog para facilitar información sobre las misma y de paso reflexionar sobre cómo la Psicología y la Sexología pueden apoyar a las personas que la sufren.
La Fibromialgia fue reconocida como enfermedad por la OMS en 1992. De origen aún desconocido, se caracteriza por un dolor músculo-esquelético crónico y generalizado, que afecta tanto a miembros superiores como a inferiores y se mantiene en el tiempo. Además, pueden presentarse otros síntomas como fatiga intensa, alteraciones del sueño, cefaleas, rigidez, entumecimiento, hormigueo…
Todo ello, genera diferentes consecuencias en la persona alterando el funcionamiento cotidiano de los diferentes ámbitos de su vida: laboral, ocio, social, familia, pareja… con lo que además es frecuente la aparición de síntomas asociados a la ansiedad y depresión.
La prevalencia estimada de la Fibromialgia en la población española es del 2,7%, siendo de un 4,2% para el sexo femenino y de un 0,2% para el masculino.
El desconocimiento de su origen así como de posibles medidas de prevención, la subjetividad de la sintomatología y su escasa prevalencia añade un hándicap para las personas que la padecen ya que se enfrentan no sólo a dificultades para su diagnóstico sino a menudo de la incomprensión de su entorno.
Algunas investigaciones sobre el origen de la enfermedad muestran la influencia de factores sociales, psicológicos y emocionales en la misma, motivo por el cual es positivo que además de afrontar la enfermedad desde una perspectiva física también se haga desde el punto de vista psicológico y social.
Así pues, una terapia psicológica podrá ayudar a la persona a gestionar y controlar de una forma más apropiada el dolor, así como rebajar la sintomatología de ansiedad, entrenar estrategias de relajación, mejorar el estado anímico y promover la planificación y fomento de las actividades sociales, de ejercicio y de ocio gratificantes.
Igualmente, una terapia de educación familiar puede ayudar a que el entorno actúe de un modo más apropiado y de este modo evitar o gestionar de un modo más favorable los posibles conflictos que a causa de ello se puedan generar.
Además, uno de los ámbitos en los que la Fibromialgia va a generar más consecuencias es en la sexualidad de la persona que la padece. Las sensaciones de dolor y fatiga influirán de forma negativa tanto en el deseo sexual de la persona como en el resto de su respuesta sexual, repercutiendo de forma negativa también en el placer.
Tanto la autoestima como los comportamientos afectivos de la persona pueden verse afectados y con ello las relaciones de pareja. Por este motivo, una Terapia Sexual y de Pareja puede ayudar a evitar estas consecuencias y fomentar una gestión más adecuada de las mismas.
En PSYTECO somos especialistas en Psicología Clínica, Sanitaria, Atención Familiar y Sexología – Pareja. Pídenos información sin compromiso en el teléfono 987 26 32 88.
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