Si nos tomásemos unos minutos para revisar el Facebook, Instagram o cualquier red social de nuestros amigos, contactos e incluso las nuestras propias, ¿qué descubriríamos?
Dónde ha cenado uno, dónde va a viajar otro, cuántas ganas tiene de tomarse vacaciones alguien, cómo fue la graduación del hijo de uno de nuestros “amigos” e incluso de qué concierto está disfrutando alguien a quien ni siquiera conocemos, con quien nunca hemos hablado y que en condiciones normales no se nos ocurriría compartir con él o ella nada.
Sin duda, vivimos en una época en la que la tecnología, Internet y las redes sociales están presentes y su uso apropiado puede ofrecernos múltiples ventajas a la hora de compartir opiniones, acercarnos información y experimentar nuestro tan necesario pensamiento y conciencia crítica
Pero ¿qué ocurre cuándo su uso excede estos parámetros y se convierte en una necesidad imperiosa por compartir todo cuánto hacemos, cuánta felicidad nos inunda, qué cantidad de amigos y seguidores tenemos…?
¿Creemos que si no estamos en redes sociales no existimos? ¿si no publico algo, lo fotografío o lo comparto es como si no lo hubiese vivido? Parece que necesitemos exponer nuestro éxito, nuestras penas, nuestra felicidad o nuestros pensamientos de una forma generalizada hasta un punto que ni siquiera a veces somos conscientes.
En la actualidad surgen incluso términos para designar estos síndromes y problemas:
‘NOMOFOBIA’ es el término utilizado para el miedo irracional a olvidar el móvil. Se deriva de no-mobile-phone phobia, término que salió de un estudio del 2011 en el Reino Unido, el cual reveló que el 58 por ciento de los hombres y el 48 por ciento de las mujeres sufría ansiedad si olvidaba el móvil o si se quedaba sin batería, cobertura o saldo.
O el llamado FOMO, por sus siglas en inglés («fear of missing out»): temor de quedar excluido. Las personas que sufren este síndrome comparan de forma constante su situación con la de otros amigos y conocidos en las redes sociales, sintiendo que se está perdiendo experiencias y efectivamente se las pierde, las suyas propias.
John Lennon ya dijo en una ocasión, sin referirse a las redes sociales: “la vida es lo que te pasa mientras estás ocupado en hacer otros planes”. Hoy podríamos decir que la “vida es lo que te pasa mientras estás indagando en la vida ¿real? de otras personas en sus redes sociales”
Además de perdernos vivencias que sí están ocurriendo en el mundo real y presente, esto puede convertirse en un problema psicológico y en una adicción a las redes sociales.
En nuestra consulta de Psicología Clínica en León, nos encontramos de forma cotidiana con personas a las que un uso excesivo del móvil y las redes sociales les están generando conflictos personales, laborales, familiares y de pareja. Y en las que observamos que detrás de ello hay problemas de inhabilidad social, inseguridad, conflictos personales, baja autoestima, insatisfacción…
Ponle freno antes de que sea demasiado tarde. No dejes que se convierta en una adicción a las redes sociales.
En PSYTECO somos especialistas en PSICOLOGÍA CLÍNICA en León. Si quieres saber más sobre este u otros temas, visita nuestro blog.