En el blog de PSYTECO hemos abordado con anterioridad alguno de los mitos del amor romántico que estan en el ideario colectivo y que nos entorpece la vivencia de un amor libre y feliz.
La media naranja o la búsqueda del príncipe azul son mitos que, sobre todo a las mujeres, nos infunden una idea del amor que todo lo cura, lo salva y además, nos completa y soluciona las cosas.
Determinadas generaciones crecimos con cuentos en los que la expectativa ideal era que un príncipe salvase a una pobre niña que de no ser por él sería muy, muy desgraciada. Permanecería para siempre encerrada en una torre, o dormida eternamente o esclavizada por sus malvadas hermanastras. La única y mejor alternativa era el amor de un príncipe que se presuponía bueno y atento.
La realidad nos demuestra como la fuerza y la capacidad de cualquier mujer no necesita de ningún salvador. La verdadera salvación es tener objetivos personales, luchar por cumplirlos, quererse, respetarse, formarse y crecer personalmente. Y para eso, no hace falta vivir en pareja.
Puede ser que a muchas mujeres, en algún momento vital, nos apetezca o elijamos compartir nuestra vida con alguien (o no…); un hombre u otra mujer con quien la suma de ambas fuerzas sea mucho más que dos. Caminando al lado, no en posiciones diferenciadas y aportando nuestras potencialidades y cooperando.
¿Pero qué ideas del amor pueden entorpecernos aún esta vivencia?
En nuestro Blog de PSYTECO dedicaremos varios artículos a desmontar MITOS DEL AMOR ROMÁNTICO. No te lo pierdas entrando aquí.
Hoy vamos a abordar el mito del FLECHAZO O DE QUE EL AMOR SURGE EN UN INSTANTE.
Películas y comedias románticas nos exponen amores que además de surgir en un momento en el que por ejemplo, se recogen naranjas que han rodado por el suelo después de un choque, es fuerte, instantaneo y permanecerá contra viento y marea.
La realidad es muy diferente. Posiblemente después de un choque, a la salida del supermercado, sea con quien sea, si se nos caen todas las naranjas al suelo, nuestra principal emocion sera el cabreo y una rabia que no nos permitiría fijarnos en la otra persona para mucho más que soltar un bufido.
Si bien es cierto que la atracción existe y puede producirse tan sólo con una mirada o un primer acercamiento, el amor es algo mucho más complejo en el que tendrán que conjugarse muchos más factores.
Una primera atracción se produce al ver a alguien con algún componente, normalmente físico, que nos gusta. Eso hará que nos fijemos en esa persona un poco más y así ocurrirá con muchísimas personas a lo largo de nuestra vida, sin significar que con todas ellas vaya a surgir el amor.
Una voz, un perfume, una prenda de vestir favorecedora, una sonrisa, una mirada o cualquier aspecto del físico puede provocar un inicio de una atracción que podría seguir evolucionando hacia un deseo o un enamoramiento pero que en muchos casos no será así.
Los aspectos que compartamos, el conocimiento posterior y nuestras predisposiciones, harán que esa atracción inicial pueda evolucionar hacia algo más.
Y a partir de ahí, esa atracción fluctuará, cambiará y pasará por diferentes etapas que si llegan a ser de amor sólido no será sólo fruto de la casualidad sino de lo que ambos miembros hagan para ello.
Ahí ya entramos en otro mito del amor romántico:
¿EL AMOR TODO LO PUEDE?
Estate atento/a a nuestro blog… en próximos artículos lo abordaremos.
Desmontemos estas creencias en nosotros/as mismos/as y educa sin mitificar a los más pequeños y pequeñas… Consigamos relaciones de pareja libres y felices sin creencias que las entorpezcan.
No puedo estar más de acuerdo con el articulo: claro, conciso, sin romanticismo trasnochado…¡ excelente!