PREVENCIÓN DEL SUICIDIO
En la actualidad estamos escuchando de forma habitual en los medios de comunicación hablar de la importancia de la Salud Mental; en gran parte, debido a que personajes públicos o famosos de quienes normalmente se traslada la imagen de “vidas perfectas y felices”, admiten pasar o haber pasado por problemas de salud mental y recurrir a la terapia psicológica para afrontarlos. Igualmente, el pasado 10 de septiembre se conmemoró el Día Mundial de la Prevención del Suicidio con el objetivo de visibilizar un tema que está muy vigente y cuya silenciación no aporta ninguna ayuda, sino todo lo contrario.
Desde Psyteco, nos queremos unir a la reivindicación de la importancia de la Salud Mental, así como la necesidad de una rápida evaluación e intervención ante cualquier síntoma de bajo estado de ánimo, ansiedad, sensación de vacío, de presión… a fin de que esta intervención consiga prevenir problemas mayores y se rompa el estigma que durante mucho tiempo ha existido a la hora de pedir ayuda psicológica.
La Fundación Española para la prevención del suicidio en su último informe Suicidios España 2020, alerta con el siguiente titular:
“Máximo histórico de suicidios en España en 2020 con 3.941 muertes por esta causa, aumenta un 7,4% respecto al último año”
Esta cantidad supone una media de 11 muertes por suicidio al día, una cifra que no puede dejarnos indiferentes, son 11 personas que se han quitado la vida en un día y así todos los días durante el año. Del total, un 74% son varones (2.938) y el 26% restante mujeres (1.011). Las edades comprendidas entre los 40 y 59 años son en las que la tasa de suicidio es más alta. También es la segunda principal causa de muerte entre los jóvenes de 15 y 29 años y ha aumentado un 20% la tasa en los mayores de 80 años.
Con respecto a l@s niñ@s y adolescentes en 2020, el confinamiento hizo que el suicidio fuese la causa principal de muertes por causas externas en esta franja de edad, 61 nin@s y adolescentes murieron a causa del suicidio. Desde fundaciones como ANAR y Save the Children ponen a disposición del menor, teléfonos gratuitos de ayuda e información para prevenir estas conductas de riesgo.
Existen una serie de factores de riesgo asociados a este fenómeno:
- Individuales: Generalmente relacionados con la enfermedad física (hospitalizaciones graves, degenerativas, VIH…) o psíquica (depresión, problemas de aprendizaje, alteración de la identidad sexual…), aislamiento y factores socioeconómicos.
- Familiares: Familias desorganizadas, desatención, antecedentes de conducta suicida, presencia de trastornos mentales graves, violencia intrafamiliar, abuso sexual, nivel socioeconómico y educativo, mala comunicación.
- Comunitarios: Comunidad deteriorada a nivel socioeconómico, escaso acceso a los servicios básicos (salud, educación, empleo), violencia, desastres, guerras, inseguridad vecinal, pertenencia a grupos minoritarios.
- Institucionales: Centros penitenciarios y de tratamiento para drogodependientes y otras afecciones que violan los derechos de los internos y centros educativos altamente tolerantes con la violencia.
Los factores de protección son todo lo contrario, personas sanas tanto física como psíquicamente, que crecen en entornos seguros con buena relación intrafamiliar…
Es necesario darse cuenta si alguna persona de nuestro entorno tiene pensamiento o ideación suicida para poder ayudarle lo antes posible e incluso poder evitar que esa persona acabe con su vida. El Instituto Internacional de Salud Mental apunta que estas son posibles conductas o signos de advertencia a tener en cuenta como señales de alerta ante la detección del suicido:
- Hablar y pensar en la muerte con frecuencia y en querer morir.
- Hablar de sentirse vacío, atrapado, sin esperanza, sin motivos para seguir viviendo. También de sentirse muy culpable y/o avergonzado.
- Sentir dolor físico y/o emocional insoportable.
- Hablar de ser una carga para los demás, alejarse de familiares y amigos.
- Regalar posesiones importantes, dejar sus asuntos resueltos, hacer testamento, despedirse de amigos y familiares.
- Exponerse a situaciones de riesgo que pueden terminar con la muerte, conducción temeraria, abuso de sustancias…
- Cambios extremos en el estado de ánimo, de estar muy triste a de repente pasar a estar tranquilo y feliz. También en los hábitos alimenticios y/o de sueño.
- Planificación y búsqueda de métodos para suicidarse.
- Estar ansiosos o agitado sin razón.
- Estar furioso y/o hablar de conseguir venganza.
Es tan importante detectar la posible conducta o ideación suicida como saber actuar una vez identificada. Aquí te dejamos algunas medidas útiles para que puedas ayudar a esa persona, sin olvidar la necesidad de instarle a que busque ayuda profesional.
*Fuente Instituto Nacional de la Salud