Según una noticia publicada por la agencia EFE, basada en un estudio realizado por la Universidad de Washington y publicado en la revista Preventing Chronic Disease; el estrés sufrido en el puesto de trabajo va unido a una serie de malos hábitos alimenticios ya que se reduce la ingesta de agua, las comidas se hacen a deshoras y de forma poco equilibrada, pues se comen menos alimentos ricos en fibra y se aumenta el consumo de comida rápida, rica en grasas saturadas. Igualmente, se realiza menor actividad física y se acostumbra a comer mientras se hace otra actividad.
Además de las inevitables consecuencias negativas que genera el estrés tanto a nivel físico y psicológico en la persona como en sus relaciones sociales, familiares y de pareja, añadimos a la importancia de prevenir situaciones de estrés así como de tratarlo adecuadamente para reducirlo, estos malos hábitos alimenticios que pueden acabar generando no sólo problemas de salud sino también diferentes desórdenes alimenticios.
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