La ansiedad es una reacción normal y adaptativa ante situaciones que implican peligro o amenaza, sin embargo, cuando estas reacciones se asocian a situaciones normales, se puede hablar de que son desadaptativas. Se caracterizan por ser desproporcionadas, irracionales y conllevan a emitir respuestas de evitación ante las situaciones temidas.
Síntomas cognitivos:
- Sentimientos de miedo
- Sentimientos de incapacidad para hacer frente a la situación
- Sentimientos de inutilidad.
- Anticipación de fracaso: si han tenido una experiencia anterior de fracaso, se ven a si mismos evitando la situación, con lo que se les refuerza su estado de ansiedad.
- Abstracción selectiva: ante una situación piensan que siempre les va a pasar lo mismo.
- Saben que lo que les pasa no es normal.
Síntomas conductuales:
- Evitación de las situaciones en las que han experimentado fracaso.
Síntomas fisiológicos:
- Taquicardia
- Sudoración
- Falta de aire
- Manifestaciones somáticas:
- Dolor de cabeza
- Dolor de estómago
- Vómitos
Los Trastornos de Ansiedad Infantil se pueden clasificar de la siguiente manera:
Trastorno de ansiedad fóbica:
Consisten en temores a objetos, animales o situaciones. Son muy frecuentes y se presentan en períodos evolutivos. Puede llegar al terror o pánico acompañado de síntomas neurovegetativos. Es frecuente registrar miedo intenso a las intervenciones médicas o a lugares de atención médica tales como hospitales o consultorios, temor a las inyecciones o al sillón del dentista; muchas veces el temor es generado y mantenido por madres muy ansiosas o punitivas. Las fobias sociales se inician en la adolescencia y llevan a evitar situaciones sociales determinadas.
Este trastorno se caracteriza porque:
- Es desproporcionado respecto a las demandas de la situación
- Es irracional (no se puede explicar)
- Queda fuera del control voluntario.
- Lleva a emitir respuestas de evitación ante las situaciones temidas.
- La reacción de temor persiste durante largos periodos de tiempo.
- Es una reacción desadaptativa.
- No se corresponde con la edad y el estadio evolutivo del niño.
Trastorno por angustia de separación:
Consiste en la ansiedad excesiva que supera el grado esperado para el nivel de desarrollo del niño y que está relacionado con la separación de las personas a las que se encuentra afectivamente ligado.
Al niño manifiesta algunos de los siguientes síntomas:
- Preocupación exagerada de que a sus padres o seres más queridos les pueda ocurrir algo malo, miedo a que se vayan y no vuelvan.
- Fuerte preocupación de que suceda algún acontecimiento grave que lo separe de estas personas: temor a que lo rapten o a perderse.
- Negación o resistencia a ir al colegio por miedo a la separación.
- Miedo a dormir lejos de las personas queridas.
- Evitación persistente a estar solo “aferrándose” a las figuras de apego.
- Pesadillas reiteradas sobre el tema de la separación
- Quejas físicas, cefaleas, náuseas y vómitos cuando prevé o anticipa la separación
- Signos de malestar excesivo cuando ocurre la separación: gritos, llantos, súplicas, para que los padres no se vayan.
- Signos o quejas de gran malestar cuando se separa de las figuras afectivas, deseo de volver a casa, necesidad de llamar a sus padres cuando están ausentes.
Trastorno de Evitación en la Niñez o en la Adolescencia.
Consiste en la conducta de evitación excesiva, que se manifiesta ante el contacto con personas desconocidas, con una intensidad suficiente para interferir en la interacción social con los compañeros, y que se mantiene por lo menos durante seis meses.
Se observa, sin embargo, un claro deseo de relacionarse con personas conocidas, compañeros o familiares. La interacción con estas personas es normalmente cálida y satisfactoria.
Los niños que padecen este trastorno se muestran tímidos y aturdidos cuando están en compañía de personas extrañas. Si la ansiedad es muy elevada, pueden no articular palabra, incluso aunque sus habilidades de comunicación sean adecuadas.
El trastorno suele aparecer asociado a otros trastornos de ansiedad, como la ansiedad excesiva, y raramente ocurre aislado. Cuando los síntomas se cronifican, puede continuar hasta la edad adulta en forma de ansiedad generalizada.
Los síntomas esenciales son los siguientes:
- Evitación excesiva de las personas desconocidas
- Deseo de relacionarse con personas conocidas
- Alteración en la interacción social con los compañeros.
- Para ello el niño debe haber cumplido los dos años para evitar confundirlo con los “miedos a extraños”, considerado como reacción normal en el proceso evolutivo.
Trastorno por ansiedad excesiva
Se caracteriza porque las reacciones de ansiedad no aparecen relacionadas con ningún objeto o acontecimiento.
El niño muestra los siguientes síntomas:
- Gran preocupación por acontecimientos futuros (exámenes, sufrir algún daño, ser aceptado por los compañeros, etc.)
- Preocupación por el correcto cumplimiento de sus obligaciones (finalizar las tareas escolares, llegar a una cita, realizar tareas domésticas, etc.) ;
- Se muestra ansioso por la adecuación de conductas que ha realizado en el pasado.
- Se siente preocupado por las posibles críticas de sus compañeros y adultos en relación con su rendimiento académico.
- Demanda y necesita con mucha frecuencia seguridad y aprobación de los demás.
- Síntomas somáticos: dolor de cabeza, molestias gastrointestinales, mareos, palpitaciones y trastornos del sueño.
Trastorno Obsesivo- Compulsivo en la Infancia
Consiste en la presencia de obsesiones o compulsiones repetidas, suficientemente graves como para generar un intenso malestar, gran pérdida de tiempo, o una interferencia significativa en la rutina habitual del niño, en su funcionamiento escolar y/o en sus relaciones interpersonales.
Las obsesiones son ideas, pensamientos, impulsos o imágenes persistentes que se experimentan, por lo menos inicialmente, como intrusas o sin sentido. El niño intenta ignorarlas, suprimirlas, neutralizarlas con otros pensamientos o acciones.
Las compulsiones son conductas repetitivas, finalistas e intencionales que se efectúan como respuesta a una obsesión, de forma estereotipada o de acuerdo con ciertas reglas (rituales). Están diseñadas para neutralizar el malestar subjetivo o impedir algún suceso o situación temida.
Tratamiento de los trastornos de Ansiedad en la Infancia
El tratamiento psicológico puede ayudar al niño y a la familia a aprender cómo reducir el estrés, y a resolver los conflictos que estén generando un incremento de la ansiedad.
Al niño se le enseñan técnicas de respiración, de relajación y de manejo de sus pensamientos distorsionados (temores y creencias erróneas acerca de sus síntomas o de determinadas situaciones), al darle información de lo que ocurre en su cuerpo cuando tiene pánico. Se le explica que no puede pasarle biológicamente nada de lo que teme, como desmayarse, morirse o volverse loco. Así, el niño comienza a tener confianza en que nada grave le ocurrirá y podemos comenzar a trabajar con técnicas distractivas y de juego para focalizar la atención fuera de los síntomas corporales. Luego se le instruye acerca de las características del miedo, y se planifican situaciones imaginarias o reales para afrontar lo temido.
En los trastornos obsesivo-compulsivos, se trabaja con técnicas de control y manejo de las ideas obsesivas, y con técnicas conductuales dirigidas a evitar el acto compulsivo. A la familia se le ilustra acerca del trastorno y sus consecuencias y se la provee de herramientas para saber cómo actuar frente al mismo. También se trabajan situaciones de la dinámica familiar que podrían estar propiciando la aparición de sintomatología ansiosa en el niño.
El tratamiento oportuno del trastorno de ansiedad en la infancia puede ahorrarle al niño años de padecimiento, habilitándolo para transcurrir una niñez normal. Además previene el desarrollo de otras complicaciones en la adolescencia o adultez, como trastornos de ansiedad, depresión o abuso de sustancias.